29 de junio de 2012

Conciencia Ecológica!


La conciencia ecológica es  la lucidez de que cercanamente todo aspecto de nuestra vida afecta el ambiente tan decisivamente que ahora debemos elegir si dejar que estos efectos sigan sin nuestra intervención o si cambiar nuestra forma de vivir en orden a parar este daño.
Está en el conocimiento de todos que el planeta Tierra es un lugar finito que compartimos con otras personas y con otras criaturas vivas. Y si, por nuestra ignorancia y descuido, lo destruimos, nosotros por lo tanto también destruimos nuestros propios intereses.
Desde pequeños nos han enseñado que las plantas absorben el dióxido de carbono y lo transforman en oxigeno para que de esa manera nosotros y los demás seres vivos podamos respirar oxigeno puro y todo seguiría su curso normal. Tal cual, que aceptamos que es el maravilloso proceso de regulación propia de la naturaleza.
En cambio sabemos que la relación entre el humano y el ambiente no ha sido para nada buena. Nos han dicho que despedimos peligrosos niveles de gases de efecto invernadero como el CO2 hacia la atmosfera como resultado de nuestro furioso esfuerzo de mejorar las condiciones de la existencia humana, y que esto nos haya llevado a lo que llamamos calentamiento global.
Lo que parece obvio para los científicos, sin embargo, no es siempre obvio para el resto de nosotros. Hay una razón para esto. Cuando el ambiente es afectado por la actividad humana que carece de conciencia ecológica, este no posee la capacidad de comunicarse con los humanos y hacerles reconocer que están haciendo mal.
Por esta razón, los cambios climáticos son interpretados de maneras diferentes dependiendo del país en donde se manifiestan y de las características cognitivas de su sociedad y de su misma conciencia ecológica. Las respuestas que emiten casi nunca coinciden con las de otros países y sociedades. Sin duda, en un mismo país, estos fenómenos no son uniformemente interpretados por las diversas esferas institucionales.
Los problemas ambientales no tienen la misma resonancia que deberían de tener en las leyes, religiones, en la economía y en las políticas de estado como lo tienen en la Ciencia. Incluso, hasta la más moderna sociedad no puede decir que posee una Conciencia Ecológica efectiva. Por supuesto, hasta en los Estados Unidos, los políticos y empresarios difieren con los científicos en intentar enseñar y aplicar una Conciencia Ecológica que ayude a la población reconocer los problemas que aquejan al mismo planeta tierra y a su vez apreciar y responder la urgencia de lo que llamamos calentamiento global.
Sin embargo, nada de esto disminuye el valor de la Conciencia Ecológica. Sin duda, esto solo pone en relieve la necesidad de cada nación y cada individuo, como ciudadanos de este planeta, de examinar sus respectivas formas de vida con una visión de erradicar aquellas practicas que destruyen la viabilidad de la tierra a largo plazo como un lugar en donde vivir. El Planeta tierra es un planeta que va muriendo, pero, no podemos escuchar su jadeo o reconocer su mórbido estado excepto a través de los estrechos límites de las sensibilidades humanas. No existe otra cura para esto si no la de permitir a las lagrimas de la tierra fluir por nuestra conciencia. Así, con optimismo, podamos ver que nuestro entorno no es otro, si no nosotros mismos.

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