5 de febrero de 2012

Pequeño Relato Nostalgico.

Y no fue hasta el momento en que Mr. G se disponía a reposar, próximo al esternón de la señorita Erostida C., donde logro recordar y olvidar el pesar al mismo tiempo; donde aquella Doncella le confeso el adulterio provocado en un juego tradicional de la aldea donde moraban y que aquel perdon de Mr. G seria tan ligero para ella y todo lo contrario para el, porque el recuerdo de esa noche alimentaria la furia de aquel entonces hasta el punto de hervirle la sangre y quedara una cicatriz ulcerada por las ampollas de la quemadura.
Sólo Erostida C. pudo aliviar el pesar y el recuerdo de aquel adulterio, pero al fin y al cabo, la Doncella nunca logro comprender la gravedad de su error al besar otros labios, los cuales eran ajenos del novio; ni caso tuvo los pedidos de este a ella, porque no importando cuanto ella sintiese el sabor amargo y salado de la vinagre, que era lo único que podía limpiar la impureza del adulterio, no pudo entonces recuperar la confianza de Mr. G, su novio.
Mr. G. deseo entonces con toda fuerza, que las innumerables amantes inventadas por la Doncella y los chismes de los desaires del novio fueran reales, y de esa manera hacer un poco mas llevadera la decepción de la novia.


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